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Cómo es posible que exista esa atracción entre algo que no es mío (aún) pero que está hecho completamente a medida para moi.
Y mira qué precio, no me extraña que ponga que es el precio más bajo.
Que ya tengo dos parecidos, pero donde caben dos, caben tres. Y este no es exactamente igual.
Encima rojo y negro, como a mí me gustan.
No se diga más. Me lo llevo.
Aunque…, ya que estamos me lo llevo con los accesorios a juego, y así le saco el máximo jugo…
Vaya ganga, directito a las stories del Instagram.
Está hecho. Luego me da por pensar y me arrepiento, a cajas a pagar.
— «Perdona, ¿me puedes cobrar esto?»
— «Buenos días, claro.» Piiip, piiip, piiip. «El taladro, las brocas y los guantes suman 102,50 €».
— «Gracias… ¿Aceptáis tarjeta?»
😮💨 Las compras compulsivas, el tipo de compras más complicadas de evitar para la mayoría de personas. Todo un reto a veces, porque tienen ese componente emocional que las hace imposibles de evitar.
Vemos. Queremos. Compramos. Aunque no esté en nuestra lista de la compra. Aunque seamos expertos en ahorro.
Quien más y quien menos habrá experimentado esa sensación, al parecer algo arraigado al ser humano en cualquier cultura avanzada. ¿Innato o impuesto? 😏
Te habrás dado cuenta de que, especialmente en épocas como la que nos encontramos (rebajas post-festivos), los carteles que cuelgan en las tiendas son de colores todavía más llamativos y muestran descuentos de vértigo.
Psicología de debilidad buscando personas a las que subir la autoestima, chute de dopamina y serotonina para llenar los corazones. 💁♂️💁♀️
El marketing del último siglo, vaya tema… por ejemplo, la ciencia que usan los supermercados para que gastemos más (enlace, en inglés), o los productos que «fortuitamente» salen en las series de TV… (enlace, en inglés).
Mientras nuestro cerebro se trague toda la parafernalia y nos engañe un par de veces al año pues ni tan mal, pero si es algo recurrente cuidado, que se puede transformar en un trastorno y eso ya son palabras mayores.
Si así fuera, no lo dejes y pide ayuda médica, sé valiente.
Y si tú todo lo arreglas con frases del estilo «lo compro porque me lo merezco, que para eso trabajo» o «no voy a ser menos que Menganita», te recomiendo que releas detenidamente todo el texto de hoy, porque lo he escrito especialmente para ti.
Pero bueno, yo vengo aquí a mejorar las finanzas personales y las compras compulsivas son el enemigo de hoy. La batalla está servida.
Ahí van algunos consejos que normalmente uso para evitarlas… Ready?
☝️ El bendito presupuesto mensual. Repásalo si aún no lo tienes, es mano de santo. La clave está en reservar una pequeña cantidad para dedicarla a «premios» y, a final de mes, a disfrutar.
✌️ Antes de comprar un objeto (o un servicio) que me apetece, hago una lista con puntos a favor y en contra del gasto que quiero hacer. Si es de poco valor la hago mental, si es algo más caro por escrito. Si es muy caro le añado un tiempo de reflexión proporcional.
🤟 Me hago preguntas como: si lo considero un gasto o una inversión, cuántas veces lo voy a utilizar a la semana (o al mes), si hay alguna otra alternativa a comprarlo como alquilarlo o pedirlo prestado… todo esto me ayuda a afianzar la compra y discernir si es importante o no.
✋ Comunicar la compra a mi gente de confianza. Con ello obtengo sus opiniones y casi siempre me hacen explicar el porqué de la compra. Es probablemente el punto más relevante de todos.
🖐 Me escucho y observo. Si estoy más bajo de ánimo, o triste, es posible que sea un síntoma a tener en cuenta y evitar la compra en ese momento. También si tengo cosas con el embalaje aún (¿ropa con la etiqueta puesta?) o que podría usarlo en vez de comprar algo nuevo… ya sabes.
⚔️ Hemos ganado esta batalla, pero la guerra sigue.
¿Qué técnica jedi milenaria empleas tú para prevenir la compra compulsiva? O sucumbes al lado oscuro… ☗