El conocimiento y la desigualdad económica de las personas
🌍 Me encanta idealizar un mundo donde todas las personas tienen las mismas oportunidades, las mismas ayudas, el mismo acceso a conocimiento y la misma suerte en la vida.
Sueño con que la condición humana podría permitir esta situación y, por tanto, conseguirla, no sin esfuerzo, pero al fin y al cabo llegar a esa meta.
Lamentablemente, esto no es así. Sorry Marx ☭
Hoy quiero enfocarme en el conocimiento financiero. No porque los demás temas no valgan una reflexión profunda, como por ejemplo que el impacto de haber nacido en el primer mundo nos da infinitas facilidades respecto a los demás. O como que tengamos un color de piel específico y una cultura equis nos ahorra infinitos problemas en la vida. Más bien porque el estudio de la economía personal es donde me he especializado y es donde creo que más puedo aportar.
El común de nosotros somos incultos financieros.
Ni hemos tenido formación en la escuela ni tampoco nos preocupamos por tenerla más adelante, la verdad. 😪
Aunque generalizar siempre lleva a error, esa ha sido mi experiencia los últimos 20 años… espero que tu caso no sea así porque entonces sería extraño que estuvieras leyendo esto 😅.
A lo que vamos. Esta falta de cultura financiera está arraigada en nuestra sociedad y, entre otras cosas, lo que genera es desigualdad económica. Es demasiado común preguntar a las personas sobre qué es la inflación, o sobre como funciona un fondo de inversión y no obtener una respuesta medio clara. Es imposible que mejoren en este ámbito si no aprenden sobre ello, no son conscientes realmente del gran problema que están teniendo.
Hubo un momento, por allá en 2005-2006 cuando a duras penas era mileurista en doce pagas, que yo mismo me planteé si así sería toda mi vida. Resolví que si quería tener una mejor vida tenía que disponer de más dinero. Suena estúpido, lo sé, pero ese era el nivel que tenía entonces… lo importante que hice en aquel momento fue ser curioso e investigar. Aprender. Y me di cuenta de que aquellos que vivían como yo ansiaba eran personas cultas financieramente, gente que creaba, tenía y sabía gestionar activos.
Historias de abuelete aparte (a mis 40 años), la reflexión que tengo hoy y que me gustaría compartir contigo es si tenemos el conocimiento financiero adecuado para estar al nivel económico que deseamos. Porque en mi opinión esa es la clave de la desigualdad económica en nuestra sociedad.
¡Ojo! No estoy hablando de aquellos niños y niñas de 15 años que están hartos de escuchar por internet hablar de criptomonedas, NFT’s, tokens, derivados y CFD’s.
Estoy hablando de la gente de generaciones de los 70, de los 80, principios de los 90 que hemos vivido en nuestras carnes la gran crisis del 2008, que tenemos una aversión al riesgo muchísimo mayor que las nuevas generaciones, pero que nos encontramos ahora sin instrumentos de inversión sencillos (tipo depósitos bancarios, renta fija) que nos cubran de la inflación.
Nos encontramos sin esa cultura financiera para poder invertir en otros activos y lo que veo a mi alrededor es parálisis, o los más atrevidos se lanzan al mercado inmobiliario apalancándose de más.
La inflación real ya está aquí, la palpamos en la cesta de la compra y en los precios de los pisos… ya luego otros maquillarán los números y nos los pondrán en los telediarios.
Sigo dándole al coco y preveo una desigualdad enorme en los próximos años entre los que tienen conocimiento y los que no.
Y me pongo agorero y un poco pedante solo por un párrafo (espero que me lo perdones), pues no me cuesta imaginar un momento donde todo esto explote por algún lado: personas jubiladas exigiendo subida de las pensiones amenazando con cambiar su voto y jóvenes que no tienen un duro y no lo tendrán, pagando pensiones públicas que no van a recibir, que no tienen para comprar una casa y con suerte pueden alquilar un piso a los jubilados de los que hablaba antes.
Así que la desigualdad económica existe y está aquí para quedarse muchas décadas más.
Ahora la pregunta que yo me hice entonces y que es la base del tema de hoy, es la siguiente: si pudieras medir esa desigualdad, ¿en qué escalón financiero quieres quedarte tú?
Yo tomé el camino del trabajo, el ahorro y la inversión, aunque para ello tuve que mudarme unas cuantas veces lejos de la familia y amigos, vivir de alquiler y nunca tener coche propio. Ya sabes, nada se consigue gratis, ¿verdad? 🙂
Reflexión final: Mi sugerencia es seguir tomando la educación financiera en serio y actuar con decisiones suficientemente meditadas, pero actuar. Por mi parte seguiré aportando desinteresadamente el conocimiento del que dispongo. Que el aprendizaje se quede con nosotros de por vida y tomemos los nuevos métodos de ahorro e inversión como si se tratara de descubrir una nueva receta: probamos a hacerla y si no sale exactamente como esperábamos… ¡Pues le echamos un poquito más de sal! 😄